¿Es legal vender comida hecha en casa?
¿Es legal vender comida hecha en casa? Requisitos, normativa y el papel del mobiliario de hostelería en 2025
Vivimos una época en la que el talento culinario ha encontrado su escaparate en redes sociales y plataformas locales. Pero antes de convertir tu cocina doméstica en un pequeño negocio, hay una pregunta que se impone como un cartel luminoso sobre los fogones: ¿es legal vender comida hecha en casa?
La respuesta, como suele ocurrir con los buenos guisos, tiene sus matices. Sí, se puede, pero con condiciones muy precisas, control sanitario y, sobre todo, con un equipamiento que garantice la seguridad alimentaria. En 2025, el cumplimiento de la normativa no solo depende del registro sanitario, sino también de contar con un mobiliario de hostelería de acero inoxidable que asegure limpieza, resistencia y una preparación libre de contaminaciones cruzadas. Porque en materia de seguridad alimentaria, lo doméstico no puede ser improvisado.
Un marco legal cada vez más estricto: Real Decreto 1021/2022
El Real Decreto 1021/2022 regula las condiciones bajo las cuales una persona puede preparar y vender alimentos desde su propia vivienda. La norma establece que los alimentos elaborados en domicilios particulares solo podrán venderse directamente al consumidor final, en ferias, mercados locales o mediante reparto a domicilio dentro de una zona geográfica delimitada (unidad sanitaria local o zona de salud).
Es decir, puedes vender tus empanadas, croquetas o guisos caseros a tus vecinos o en un mercadillo del barrio, pero no distribuirlos a restaurantes, colegios ni enviar pedidos fuera de tu distrito sanitario. La ley busca equilibrar el emprendimiento doméstico con la salud pública, evitando riesgos de contaminación alimentaria y asegurando trazabilidad en caso de incidencias.
Y aquí entra en juego el detalle técnico: la infraestructura de tu cocina debe permitir mantener unas condiciones higiénico-sanitarias comparables a las de un establecimiento profesional. En este sentido, el uso de materiales como el acero inoxidable no es un capricho estético, sino una exigencia técnica.
Por ejemplo, instalar una campana extractora industrial mural con motor permite cumplir con los estándares de ventilación y evacuación de humos exigidos por Sanidad. Un detalle que marca la diferencia entre la simple afición y la actividad legalmente reconocida.
Condiciones básicas para vender comida casera de forma legal
La normativa actual exige varios pasos ineludibles para formalizar tu actividad:
- Declaración responsable y registro sanitario: debes comunicar la actividad a la autoridad sanitaria de tu comunidad autónoma.
- Zona de preparación separada: la cocina usada para elaborar los alimentos debe estar claramente diferenciada del uso doméstico.
- Almacenamiento independiente de materias primas y productos terminados.
- Etiquetado correcto: cada producto debe incluir la fecha de elaboración y la mención “Elaborado en vivienda particular”.
- Límite de producción: no superar los 100 kg semanales.
Además, cualquier persona que manipule alimentos debe contar con la formación obligatoria de manipulador de alimentos y mantener un control documental sobre ingredientes, proveedores y condiciones de conservación.
El acero inoxidable, el verdadero guardián invisible
El acero inoxidable se ha convertido en el material por excelencia en las cocinas profesionales, y no es casualidad. Es fácil de limpiar, no acumula bacterias y resiste altas temperaturas sin degradarse. En un entorno doméstico adaptado para la venta de comida, este material actúa como una garantía de cumplimiento normativo.
La superficie lisa y no porosa evita la proliferación de microorganismos, un requisito clave del Reglamento (CE) 852/2004 sobre higiene de los productos alimenticios. Contar con mesas de trabajo, estanterías y fregaderos de acero inoxidable no solo aporta durabilidad, sino que simplifica la labor de limpieza tras cada jornada.
Incluso los elementos de ventilación y extracción deben seguir la misma lógica: una campana industrial cocina no solo mantiene el aire libre de grasa, sino que previene acumulaciones que podrían alterar las condiciones higiénicas de la cocina.
¿Por qué la normativa insiste tanto en la higiene estructural?
Porque el 90% de las incidencias alimentarias en pequeños productores se deben a contaminación cruzada o a una ventilación deficiente. El acero inoxidable, junto con un sistema de extracción adecuado y un suelo antideslizante y lavable, forma el trinomio esencial para que una cocina casera cumpla las exigencias del Real Decreto 1021/2022.
Si además se integra un espacio específico para la manipulación y almacenamiento, separado de la vida familiar, se reducen al mínimo las probabilidades de contaminación accidental. Este nivel de separación no solo protege al consumidor, también te protege a ti, como elaborador, de posibles sanciones o denuncias.
Todo esto se resume en una idea sencilla: si tu cocina aspira a producir como un restaurante, debe equiparse como tal. O, al menos, acercarse lo máximo posible con elementos homologados, fáciles de limpiar y de mantener.
Y es precisamente ahí donde cobra sentido la pregunta: es legal vender comida hecha en casa. La respuesta es afirmativa, siempre que transformes tu cocina doméstica en un entorno controlado, certificado y sanitariamente seguro.
Los productos que puedes vender desde casa en 2025
Solo están autorizados los alimentos con tratamiento térmico suficiente, como guisos, empanadas, croquetas o mermeladas, y productos de panadería y repostería estables a temperatura ambiente. Las ensaladas, bocadillos o platos que no se cocinen completamente quedan fuera del marco legal.
Además, los productos deben mantenerse refrigerados o calientes (por encima de 63 ºC) hasta su venta, y su transporte debe realizarse en recipientes homologados y limpios, asegurando la cadena de seguridad alimentaria.
Requisitos fiscales y laborales
Si vendes de forma habitual, tendrás que darte de alta como autónomo y declarar tus ingresos ante Hacienda y la Seguridad Social. Esta formalidad, más que una carga, representa una salvaguarda legal frente a posibles inspecciones o sanciones. Es la línea que separa la venta esporádica de la actividad profesional.
Asimismo, resulta recomendable contratar un seguro de responsabilidad civil que te cubra ante eventuales intoxicaciones o reclamaciones. Hoy, la confianza del cliente se gana tanto con el sabor como con la transparencia y la profesionalidad.
Cómo adaptar tu cocina doméstica al cumplimiento normativo
Si de verdad quieres emprender desde casa, el primer paso es transformar tu cocina en un entorno de trabajo profesional. Sustituir materiales por acero inoxidable, instalar campanas extractoras adecuadas, mantener una ventilación cruzada y emplear suelos lavables marcarán la diferencia.
El coste inicial es moderado si se compara con el beneficio de trabajar dentro del marco legal. Y además, tu cocina ganará en estética, funcionalidad y durabilidad. Los inspectores sanitarios valoran positivamente los entornos con superficies lisas, materiales certificados y una clara separación entre área doméstica y zona de trabajo.
Vender comida casera es posible, pero con rigor profesional
Por lo tanto, sí es legal vender comida hecha en casa, pero requiere una adaptación completa del espacio y una mentalidad empresarial. Cumplir con el Real Decreto 1021/2022 implica tanto formación como inversión en un entorno seguro, donde el mobiliario de hostelería de acero inoxidable se convierte en el protagonista silencioso de la legalidad y la higiene.
Vender desde casa no es una aventura improvisada, sino una oportunidad para quienes entienden que el sabor casero no está reñido con la profesionalidad. Si la pasión por la cocina te mueve, la normativa no es un obstáculo: es el mapa que te guía hacia un negocio estable, seguro y con futuro.